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domingo, 31 de marzo de 2024

SEMANA SANTA EN LUQUE-CÓRDOBA. España.


SEMANA SANTA EN LUQUE-CÓRDOBA. España.









INTRODUCCIÓN AL BLOG
 
Palma del Río  y Luque son dos pueblos preciosos de Córdoba con un rico patrimonio que puedes conocer. 



INTRODUCCIÓN A LUQUE






 Luque se sitúa en el suroeste de la provincia de Córdoba y al nordeste de la Subbética y tiene un término municipal de 139,5 kilómetros cuadrados.
U b i c a d o  en  una estribación montañosa al noreste de la sierra de Luque en terreno áspero y a 664 metros sobre el nivel del mar.
           Se sitúa a los pies del Tajo del Algarrobo y su término está regado por el río Salado al Sur y el río Marbella que nace al Este en Luque. Al Este se encuentra la Laguna del Conde.



        La antigüedad de Luque queda atestiguada en los restos neolíticos en la Cueva del Toril. Existen vestigios romanos en el Cerro de la Almanzora y  el Salobral, así como recintos ibéricos en los Castillarejos.
         Sus orígenes se remontan a la época visigoda, en el emplazamiento (Lucus).
       En el 909 el cronista árabe Ibn Hayyan, cita Hisn Lukk o castillo de Luque al relatar su ocupación por el rebelde Ben Mastrana.
          En 1240 fue conquistado por Fernando III mediante capitulación.

         En el año 1374 Enrique II cedió la villa en señorío al alcalde mayor de Córdoba Egas Venegas, a cuya familia siguió vinculada en los siglos siguientes, que más tarde lo elevaría a condado.


SEMANA SANTA EN LUQUE-CÓRDOBA. España.





Descubre la belleza de la imaginería religiosa de Luque-Córdoba (España) en Semana Santa, la gran semana de los cristianos.



1.-JESÚS ENTRANDO EN JERUSALÉN EN LUQUE-CÓRDOBA. España.  





  En la mañana del Domingo de Ramos, muy de temprano, ya comienza a ultimarse los preparativos para la primera estación procesional de nuestra Semana Santa en la Capilla del Hospital “Nuestro Padre Jesús Nazareno”.  
   Desde el año 1999 se procesiona esta imagen de Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén, conocida como "La Borriquita".
  ¡Cuántos recuerdos alberga este Hospital para mí… cuántas vivencias que brotan en mi memoria…! 
    Mi infancia son recuerdos en esa casa donde se levantaba un colegio…
    Esta mañana, mañana de olivos y palmas, de algarabía y fervor, andan inquietos los pequeños que, acompañados de sus mayores, quieren acompañar a Jesús  en Jerusalén cuando entra a lomos de la “borriquita” con el clamor del pueblo: ¡Hosanna al Hijo de David, Bendito el que viene! ¡Es el Nazareno compasivo y misericordioso, humilde y sencillo!
   ¡Qué alegría ver tanta cantidad de niños y niñas vestidos con la indumentaria reglamentaria: túnica beige, fajín y pañuelo verde, guantes blancos y calzado blanco!
     Todos preparados para acompañar al “Jesús Nazareno”,  que procesiona por nuestras calles, que nos llama a la manifestación pública de la fe.
      Es el Cristo que procesiona con humildad y obediencia, no por las calles de Jerusalén, como hiciera en otro tiempo, sino por las calles de Luque…  
    ¡Si, Luque, como por arte de magia, se convierte por momentos en “Ciudad Santa” donde  transita Jesús Nazareno!
    Al compás de ramas de olivo y palmas, Jesús Nazareno va haciéndose visible en un recorrido programado y multitudinario.
     ¡Es la mañana de Ramos, que se ha hecho fiesta en medio de la procesión!
     El Domingo de Ramos es la puerta a la Gran Semana que se avecina, mezcla de dolor y alegría, de multitud y soledad, de fracaso y triunfo, y nos adentra en la esencia misma del Misterio Cristiano.
    Es el Cristo de la calle que lleva en su interior la salvación del mundo. Es el Cristo subido en una borriquita,  quién bendice a nuestro pueblo, quien bendice a nuestras familias. 

            

         2.- MARTES SANTO EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 





          
La noche del Martes Santo  sobreviene sin prisas ni pausa, y la noche embruja todo nuestro pueblo con su sombra.


          Al son de unos tambores roncos, aparece el “Cristo de las tres caídas” acompañados de sus penitentes, que sobresalen en la noche por su austeridad, recogimiento y silencio. Son los judíos penitentes en el silencio de la noche quién nos emocionan sin remedio. Son los judíos penitentes con su túnica y cubre rostro negros, con sus guantes y zapatos negros los que sintonizan con la noche para acompañar a este “Ecce homo” atormentado.

           El Martes Santo nos va acercando poco a poco al Triduo Pascual. El "Cristo de las tres cáidas" procesiona en Luque desde el año 2001, y fue organizada por la primera Cuadrilla de judíos Cola Negra.

            Tres caídas de Cristo hacia el Gólgota que concretan las caídas del mundo, las caídas de las víctimas de la historia. Cristo hace suyos los sufrimientos de los humanos.  Caída por los violentos, por los enfermos, por los presos, por los mendigos y por los que no tiene trabajo. Caída por los parados, por los delincuentes, por los refugiados. Caída por los hambrientos, por los desesperanzados y por los que están solos.

           ¡Si, ese Cristo lleva en sus heridas los dolores del mundo, las quejas de los pobres y la debilidad del hombre herido. Es el Cristo que se hace portavoz de los vencidos de la historia.

La cara imponente de Cristo es una provocación silenciosa, que se arrastra suavemente como si su expresión de dolor se clavara en nuestros rostros. Las caídas de Cristo son "nuestras caídas", las caídas del mundo. Es la mirada de las penas del mundo,  las que se conjugan con Cristo en sus tres caídas. Y frente a esa imagen serena, majestuosa y silenciosa, como un simple ajusticiado, se juzga al mundo y al propio hombre.  
       
           ¡Cómo no consolarnos en nuestros sufrimientos cuando miramos a Cristo en su pleno dolor!

            ¡Cómo no sobreponernos en nuestros fracasos y caídas cuando lo vemos sufriendo en el “árbol de la cruz”!

            ¡Suspiremos ante ese Cristo que reclama una ayuda, aunque lejos estamos nosotros en nuestras mezquindades malviviendo!

           ¡Cristo mío, en esa cruz imponente, atraes hacia sí, como un talismán, las angustias de la existencia humana y los pecados del mundo!





                                                                 
                              
3.-SANTÍSIMO CRISTO DE LA HUMILDAD EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 






   
            El Miércoles Santo va preparando el drama pasional de Cristo, y en este día contemplamos a éste en su humildad.
Hay que remontarse a finales del Siglo XVII para encontrar la fundación de la Hermandad del Señor de la Humildad, junto con una Dolorosa bajo la advocación de la Compasión. Como referencia histórica tenemos el año 1694, año en el que el Mayordomo de la Cofradía presenta las primeras cuentas al Obispado.
 En sus orígenes se veneró en el llamado Hospital de San Carlos, u Hospital de la Santa Caridad, que hubo en su día en la Calle Empedrada, actual Santa María. Y, a partir del 1730, su sede es la Ermita de la Aurora.,
Frente a esa imagen serena, doliente y silenciosa, sentado en una piedra, como un simple ajusticiado, se juzga al mundo y al propio hombre. Es Jesús burlado, negado por Pedro, traicionado por Judas, abandonado por los suyos. Es el rostro malherido y sufriente, que concentra los dolores del mundo.
Ciertamente la humildad es lo que transformará el mundo. San Agustín decía que "para llegar el conocimiento de las verdad hay muchos caminos: el primero es la humildad; el segundo es la humildad; el tercero es la humildad"...¡Si, cuando te encuentres a un hombre y a una mujer humildes, te sugiero que le mires detenidamente y te preguntes sinceramente qué es lo que lo hace diferente de otros muchos de tu entorno!
         Es la pregunta de Pilatos  a ese Jesús desfigurado y maltratado, burlado y apaleado, la que resuena en nuestras mentes y en nuestro interior: “¡Dime, Dime, ¿Quién eres tú? ¿Acaso tú eres Rey? ¿Eres el Rey de los judíos?”
            No es la corona la que brilla como un símbolo de poder ni de fuerza. ¡No! Es la huella de la burla, diversión de los soldados,  y el oprobio de un dolor y un desgarro.
           ¡Crucifícale, crucifícale!, así resuena el grito de la multitud y la respuesta intencionada de un pueblo en el juicio de Pilatos, y allí enmudecía Cristo en su coronación de espinas y en su humildad. En esta tribuna viene el triunfo del vencido en el correr de la historia.
            ¡Es la elección entre el ladrón y el justo, entre Barrabás y Jesús, entre la bondad y la maldad! ¡Es la elección que se nos pone en el camino con demasiada frecuencia y elegimos el mal! ¿Cuál elegimos nosotros? ¿Hacia dónde nos encaminamos?

 ¡Cuánta belleza en esta indumentaria que embellece la noche: guantes y zapatillas blancos con capa roja y cubre rostro negro!

             

      

                  
4.-MARÍA SANTÍSIMA DE LA COMPASIÓN EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 








          Su  Madre, Nuestra Señora de la Compasión,  le acompaña con su silencio. María sabe acompañar en silencio y con silencio. Frente al dolor del Hijo, María sabe “guardar en su corazón” el desgarro muy dentro. Quizá sea ella la que nos enseña que ante el sufrimiento ajeno no hay mejor actitud que compartir las lágrimas y ser “compasión” en el camino.  
  Seamos capaces en este año de la Misericordia de realizar las obras materiales de la Misericordia que atienden al prójimo en sus necesidades Medita: visitar y cuidar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, atender al que no tiene hogar, procurar ropa a los más necesitados, ayudar a los encarcelados y exiliados, y acompañar a quienes sufren la muerte de un ser querido.
    ¡Cómo le acompaña su Madre en su hondo penar pero con una virtud necesaria y precisa, la compasión, esa virtud que no se cansa de esperar aunque encuentre el cielo oscuro y en el corazón el dolor de Madre!
         ¡Cómo camina silenciosa con lágrimas en sus ojos la Madre de la Compasión con pañuelo en su mano, descubriendo que su Hijo sufre una agonía y un desaliento, acompañados de penitentes con guantes, zapatillas y calcetines blancos, cubre rostro y túnica granate, y capas con cinturón beige!

        ¡Cómo se acerca la Madre de la Compasión, dolida por sus hijos sufrientes, a todo aquel que necesita consuelo en sus horas más inciertas y momentos más duros!
            ¡Sí, María, Virgen de la Compasión, Madre de nuestro pueblo, tu dolor abarca el llanto de aquellos que sufren y padecen el hambre, y agonizan sin remedio!

   Cuando todos huyen, San Juan Evangelista le acompaña con miedo pero muy cerca.
     En el juicio a Jesús como impostor y blasfemo, nadie está a la altura de las circunstancias.. Mientras todos abandonan y huyen, San Juan Evangelista, el discípulo amado, permanece fiel…   Y a nosotros se nos invita a confiar en Jesucristo y no “hacer mudanza”. 




                                                      
5.-SANTÍSIMO CRISTO DE LA VERACRUZ EN LUQUE.-CÓRDOBA. España. 








          Tras los oficios del Jueves Santo donde los cristianos celebramos la Institución de la Eucaristía, el día del Amor Fraterno y la Institución Sacerdotal como ministerio de servicio, nos desplazamos a la Ermita de San Bartolomé para acompañar al Santísimo Cristo de la Vera Cruz y a la Madre, Nuestra Señora de los Dolores.


   Esta Ermita de San Bartolomé, del siglo XVIII, que celebró su reapertura el 14 de Octubre del 2011, tras un gran reforma, llevada a cabo por el esfuerzo de la Cofradía, tiene su primera referencia documental en el 1569.
   La Cofradía de la Vera Cruz de Luque se funda en la década de 1560, y se realizaba la procesión de disciplinantes de la Hermandad de la Vera Cruz. Procesionaban los hermanos de luz y, junto a ellos, los hermanos de sangre, los cuales iban azotándose durante todo el recorrido; práctica que fue suprimida siglos después por la Iglesia.
   Luque  se desplaza en masa, a la caída de la tarde, a la ermita de san Bartolomé, cual se tratara del monte, el “monte de la Calavera”, que testifica la muerte y el sacrificio de Cristo. 
   Ya renace cada año el ritual solemne que actualiza la crucifixión en el Calvario. Y el Crucificado lleva a compasión y silencio a los piadosos que se han acercado a contemplarlo.


   Desde el siglo XVI, Luque centra su mirada cerca del Algarrobo, rodeando la Ermita, para acompañar al Santísimo Cristo de la Vera Cruz, de factura protobarroca, precioso y valiosa talla que nos conmueve al verlo.                                                                                           

    El rostro del Cristo de la Vera Cruz,  que expresa dolor y cansancio en su momento más denso, es una provocación silenciosa que se clava en nuestros rostros, como una espada. ¡Si, se nos clava su mirada como una espada en lo más profundo de nuestro espíritu!

   Ese  Cristo crucificado  lleva en sus heridas los dolores del mundo, las quejas de los pobres y la debilidad del hombre herido. Es el Cristo que se hace portavoz de los vencidos de la historia, de los desheredados y los parias del mundo.


   Por momentos parece como sentirse las palabras del evangelio: “¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”, “¡Tengo sed!”, “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”, “¡Todo está cumplido”, “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”…

    En ese madero se condensa el sufrimiento de tantos hermanos nuestros que padecen sin remedio. Aquí traemos a los hambrientos del mundo, a los enfermos del Sida en África, a las mujeres maltratadas, a los jóvenes sin trabajo, a las familias divididas, a los alcohólicos anónimos, a los refugiados y exiliados... y a tantos otros, cuyo aliado y compañero de camino es el sufrimiento.     
   ¡Cuánto sufrimiento en cada casa, cuántas espinas en el camino de la vida y de la existencia! ¡Es el Cristo de la Vera Cruz quién los acoge en el madero!
     ¡Cómo no consolarnos en nuestras quejas cuando miramos a Cristo en su pleno dolor!

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta 
(Gabriela Mistral)




          
6.-NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 






        En este recorrido procesional , al Santísimo Cristo de la Vera Cruz le acompaña su madre, María Santísima de los dolores. En el año 1780, la dolorosa conocida con el nombre de Ntra. Sra. de las Angustias, pasa a llamarse de los Dolores. ¡Qué más da la advocación o de llamarse un nombre u otro! ¡Es la Madre la que acompaña a su Hijo, ajusticiado y asesinado!
   El paso de la Virgen de los Dolores nos adentra en el drama de los que sufren y en el secreto de los corazones. 
   ¡Cómo camina por las calles de Luque, cual se tratara de la Calle de la Armadura en Jerusalén, acompañando a su Hijo, un hijo maltratado y ajusticiado! ¡Es ella la que permanece mientras los demás  abandonan y corren! ¡Es ella la que se queda mientras los otros enmudecen de miedo!
   María, la de los Dolores,  es la escenificación de la Iglesia sufriente que se mantiene fiel pese a las persecuciones y ataques, sabiendo que la profecía que escuchó en el Templo de labios del anciano Simeón se hace realidad en su vida: “Éste está puesto en Israel para que muchos se levanten y a ti una espada te traspasará el alma”!
   ¡Y cuándo el dolor se hace denso y la pena manifiesta, ¿acaso la pena no es como una “espada cual si estuviera clavada” en el corazón humano!




7.-CRISTO DEL SILENCIO Y ESPIRACIÓN EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 





         
               ¡La noche juguetea por los rincones y llena de oscuro todo el paisaje… Y la noche nos invade por momentos aliándose con el silencio en el rellano del patín y a las puertas del “Convento de San Agustín”!

          El Cristo del Silencio y de la expiración se hace muerte tras las huellas del perdón… Frente a sus torturadores, Jesús clama perdón… En vez de condenas y reproches, Jesús exclama su perdón.

            ¡Quizá delante de este Cristo contemplamos la esencia misma de la historia! ¡Quizá el perdón de las víctimas de la historia sea la respuesta a tantas heridas del mundo!

            Y en el recorrido de la historia puede que al final los que se creen fuertes e invencibles sucumben en beneficio de aquellos que trabajan por la justicia, el amor y la solidaridad.

       Y las túnicas negras de los penitentes arrastrando sus cadenas, atadas en el pie, contagian el ambiente de silencio y piedad, acompañados con desgarro fúnebre a golpe de tambor.

       En el silencio de la noche,  justamente en ese momento, cuando el gallo canta y el niño duerme, la comitiva procesional va avanzando en su recorrido, ante la imagen de Cristo silencioso que suplica expiación por nuestros pecados y  que reclama perdón.

     Este Cristo en su silencio nos sobrecoge por momentos, por su recogimiento.

   ¡Este Cristo crucificado es un ejemplo del Cristo cercano, del Cristo con nosotros, que padece en sus carnes los sufrimientos del mundo!                                                                                        ¡Y nuevamente se nos invita a contemplar la pasión de Cristo y a llevarnos a conversión! ¡Y cómo decía San Ignacio de Loyola, “meditar lo que Cristo nuestro Señor hiciera por nosotros”! ¡Tanto dolor por mí, tanto sacrificio por mí, tanto escarnio por mi, tanta muerte por mí! ¿ Y yo, qué hago por él? ¿Qué hacemos nosotros?

        Imitemos su humildad, su entrega y su amor. ¡Seamos imagen de Cristo en nuestro caminar diario!

Si acaso yo, por ventura,

Quiero sentir tu Perdón,

No te ofendas, Jesús mío,

Si te traigo mi corazón.


Si alguna vez, por fortuna,

Quisiera ver tu rostro,

Permíteme en tu silencio,

Que te traiga mis quejas. 






 
 8.-VIERNES SANTO: JESÚS NAZARENO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 






   El Viernes Santo se acerca. Día de pasión, de sacrificio y convivencia. ¡Luque se echa a la calle para ver al Nazareno!
       El Nazareno concentra la piedad y la devoción de siglos.  
 No olvidemos que en el último tercio del XVI, potenciado con las directrices del Concilio de Trento, se funda en Luque la Cofradía del Nombre de Jesús.
       Jesús Nazareno procesiona en Luque desde los primeros años del 1600, y , más tarde, entre 1633 y 1650, a las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad, se incorporan al cortejo la Verónica, Santa María Magdalena y San Juan.
       A partir de la década de 1760, gracias a la labor del Hermano Mayor de ese momento, Don Blas Girón, administrador del Conde de Luque, se gestó un gran cambio. A partir de ese momento, la Hermandad empezará a conocerse con el nombre de Jesús Nazareno, "Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno".
       La contemplación de este momento nos sobrecoge por momentos. Conmemora una burla y un escarnio, seguidos de una obligación para llevar a la cruz hasta el momento de la Crucifixión, el Monte Gólgota, el Monte del Calvario.
      Latigazos con sangre y sudor, de lágrimas y burla, han sido testigos del  juicio de Cristo. Por impostor y blasfemo le condenan a ser martirizado y crucificado fuera de la ciudad.
     Terminada la burla, le quitaron la púrpura, le pusieron su ropa y lo  sacaron para crucificarlo” (Mt 27,31).  ¡Y las calles de Jerusalén son testigos de un doloroso espectáculo!  ¡Las calles de Jerusalén son testigos de un doloroso espectáculo! ¡las calles de Luque  son testigos de la contemplación de ese Camino hacia el Calvario!
    Contemplamos al Nazareno por las calles de Luque, todo un símbolo de la vida que cada uno transitamos sin retorno.
     El peso del madero se hace símbolo de un desatino y huella de un dolor. ¡Por nosotros lo llevó, como cordero llevado al matadero! ¡Es el Señor sufriente que lleva en sus hombros los pecados del mundo!
      Este rostro del Nazareno expresa el dolor más humano y la misericordia más intensa. Es el fruto del abandono, de la traición y del ofrecimiento.
     ¡Acompañemos al Nazareno con piedad y entrega! ¡El devoto debe avanzar al encuentro de Cristo con silencio y piedad! ¡Ante Cristo no se necesita nada más que humildad y buenas obras, nada más! ¡Ante él no hace falta más que descalzar el alma!
     En el recorrido procesional, por las calles de Luque, entusiasma el conocido “Prendimiento”, que actualiza la Traición de Judas y el prendimiento de Jesús en el Huerto de los Olivos.
      ¡En ocasiones las circunstancias se acercan de muchas maneras para tentarnos y desistir en nuestro empeño!
        ¡Si, algunos están convencidos que “todo tiene un precio”! En Judas fueron 30 monedas y el nuestro, ¿cuál es el nuestro?
     Nuevamente la Madre acompaña a lo lejos. Es el dolor de la Madre triste y sola en el recorrido de la vida. A veces, la prudencia hace que la madre esté presente en la vida pero lejos. ¡Es una madre que lleva en sus ojos el dolor de un lamento y la soledad de un preso!
     ¡Cuánta soledad en lo humano y cuánto llanto en sus ojos! ¡Cuánto drama personal detrás de caras risueñas!
       ¡En medio de tanta indiferencia, María de Nazaret, la Virgen de la Soledad sabe estar! ¡Ay, Virgen de la Soledad, deja que en tus manos se ofrezcan los dolores de los inmigrantes y las lágrimas de los jóvenes!
      ¡Es María en este momento de amargura la que se hace Madre de los luqueños!
     ¡También las familias tienen sus penas  y sus angustias, sus tristezas y sus bajas horas! ¡Es María en su dolor la que se hace expresión sublime de nuestras quejas, porque ella nos enseña que ante el sufrimiento ajeno no hay mejor actitud que compartir las lágrimas y ser apoyo en el camino!
   ¡También los jóvenes tiene sus cansancios y sus espinas, sus fracasos y sus desgarros! ¡También los jóvenes buscan la felicidad en el camino de la historia!
     La comitiva avanza y una mujer, “La Verónica” por más señas, quiere consolar a Jesús en su camino hacia el Calvario. Ella significa "aquella que es la imagen verdadera". ¡Si, seamos, al estilo de la Verónica los testigos coherentes que expongamos con palabras y obras el mejor rostro de Cristo en nuestros ambientes y en nuestra existencia!                                                                             
      La Verónica representa a los “buenos samaritanos” que siembran de bondad las entretelas de nuestra historia. ¡Mucha maldad se acuna en nuestro mundo, muchos “alacranes de odio e indiferencia” quieren depositarnos su veneno pero en medio de tanto oscuro brillan las almas grandes que nos dejan su bondad para suspirar muy dentro! ¡Que no se cansen lo buenos!
Con la tristeza contenida y las lágrimas prontas, el corazón roto y su  dolor actualizado,  ofrece la mejor ofrenda en la Vía dolorosa, y prepara la “hora” de la unción para el Cuerpo del Señor en el Santo Sepulcro.
   ¡Ella representa a los que confían plenamente en el Señor, los “pobres de Israel”, cuya riqueza es su humildad, su justicia, su paz, pero sobre todo, su fe, una respuesta agradecida a todo un Dios que se entrega por puro don, por puro amor!
    También Juan, el discípulo más amado, que se mantiene cuando todos huyen, y se hace compañía segura al lado de la  Madre.
    Juan representa a la comunidad cristiana que es llamada a ser la prolongación de Cristo en la historia.
    Juan nos invita a mantenernos fieles en medio de las dificultades y nos susurra al oído “sin Cristo no podéis hacer nada”.
    Viene a mi memoria de manera veloz el “Sermón del Paso” que se escenificaban pasajes bíblicos hasta el famoso encuentro de Jesús Nazareno con su Madre.
  ¡Si, todo el Antiguo Testamento es un "torrente de agua viva que desemboca en el Nazareno, el Mesías, el Cristo!





9.-VIERNES SANTO: EL SANTO ENTIERRO EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 








       El Viernes Santo avanza sin remedio y el sol quiere ocultarse a la tarde.
    Al ritmo de la noche, que llena de oscuro los contornos, la Virgen de la Soledad  “sale” de su Ermita  en busca de su Hijo muerto que se ubica en la Parroquia cual se tratara del Sepulcro Santo.
    En una bella celebración se desarrolla el Descendimiento de Jesús en el Monte Calvario, y es depositado en la urna cual si fuera el “Sepulcro nuevo excavado en la roca”
     ¡Silencio! Ha muerto Cristo. En su aventura se ha encarnado en toda su humanidad, también en la muerte, descendiendo al lugar del silencio! ¡Y al asumir la muerte redime lo humano y lo sella con la esperanza de la inmortalidad! 
         ¡Silencio! Cristo yacente en medio de la oscuridad, recibiendo la luz de los hombres que le rodean, expresión de su fe, su  amor y su verdad.                                       
            ¡Silencio!, que calle la vida por el que ha muerto para que vivamos.          
        ¡Silencio! ¡Ha muerto Cristo para que nosotros tengamos vida, vida eterna!
          ¡Silencio! Cristo yacente nos mantiene en espera, en espera gozosa y en espera manifiesta!

             Cristo se hace muerte tras las huellas del perdón… En vez de condenas y reproches, Jesús exclama su perdón.        ¡Sí, “Jesús murió porque nosotros matamos y porque nosotros morimos” (González Faus)!
          ¡Inútil, inútil ha sido la búsqueda de la Madre dolorosa!, ¡por fin encuentra a su Hijo, al hijo de sus entrañas!
           
    El  Cristo yacente, acompañado por su Madre, repleta en soledad, que proyecta en su dolor las lágrimas de las madres que pierden un hijo y ponen su confianza sólo en Dios. “¡Hijo mío, hijo mío, ¿qué te han hecho? ¿qué te han clavado en tus pies y tus manos? ¿qué te han hecho en tu rostro, qué han hecho de tu cuerpo?!
     Nuevamente la Madre de la Soledad, acompañada del discípulo amado, va contemplando ensimismada, cargada de sufrimiento, a los penitentes  en su recorrido manifiesto. ¡Es María en este momento de amargura la que se hace Madre de los luqueños!

   Juan Evangelista, “el discípulo predilecto, el hermano de Santiago, ” es testigo de la confianza y entrega total del Maestro, quien en muchas ocasiones repetía con su ejemplo:   «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos… No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer». (Juan 15, 13. 15). 


       


10.-SÁBADO SANTO EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 








        La  Virgen del Mayor dolor  deja a su paso perfume y a su lado un llanto en las calles de Luque desde el año 1994.
         En su camino de fe, María sabe que el sufrimiento y el dolor son sus compañías más fieles, porque bien sabemos que "el camino para penetrar en los sufrimientos del Hijo es penetrar en los sufrimientos de la Madre" (J. H. Newman)
            La Madre está presente desde cerca. Es la presencia constante de la madre en la vida, que sin palabras nos dice: “Estoy aquí para ayudarte y consolarte, y arroparte con mis lágrimas”
            Frente al dolor por el  Hijo muerto, María sabe “guardar en su corazón” el desgarro muy dentro. Quizá sea ella la que nos enseña que ante el sufrimiento ajeno no hay mejor actitud que compartir las lágrimas y ser “compasión” en el camino.    

         ¡Sí, María, nuestra Señora del Mayor Dolor, tu fidelidad en los momentos difíciles nos alienta a perseverar en la senda tortuosa del camino a pesar de nuestros sufrimientos y desánimos!

 Estaba al pie de la cruz,
la Madre del Mayor Dolor,
afligida y dolorosa,
viendo sepultado a su Hijo, Jesús.

 Al ver al Hijo de Dios
sufriendo penas tan duras,
fue muy grande su amargura,
fue terrible su dolor.

 Si algún hombre, el gran pesar
de la Virgen del Mayor Dolor hubiera visto,
al pie de la cruz de Cristo,
no hiciera más que llorar.






         
11.-DOMINGO DE RESURRECCIÓN EN LUQUE-CÓRDOBA. España. 







  

       El Domingo de Pascua estalla y despierta la alegría. El sol se convierte en símbolo de Cristo que sale del sepulcro. El sol es Cristo Resucitado. ¡Es el grito de la Iglesia en esta mañana de Pascua. Cristo ha resucitado, Aleluya!

      Luque se hace PASCUA . Son las fiestas que nos adentra en el triunfo del Nazareno, el gran Viviente, Cristo Resucitado, Mesías Esperado que lleva a plenitud las Sagradas Escrituras y las Profecías anunciadas.

       Desde el 20 de Abril del 2014, la imagen del Resucitado se hace presencia en nuestras calles de Luque, proclamando el fundamento certero de lo que la Iglesia anuncia con gran alborozo y alegría.

       Hoy es necesario cimentar la fe cristiana en un testimonio válido que sea capaz de convertirse en la auténtica "roca angular” de la vida y de nuestra fe.

        La auténtica fe cristiana se debe fundamentar en la experiencia pascual de Jesús de Nazaret, vivida y testimoniada por unos testigos válidos, que puedan dar soporte estructural a una continuidad legítima entre nosotros y el mismo Jesús.

La Resurrección de Jesús se levanta como alternativa ante el dolor y el sufrimiento del mundo. De hecho, para el cristiano, la última respuesta es el Sí definitivo de Dios al inocente maltratado por el accidente de tráfico, la enfermedad, la injusticia, la tortura, el cáncer, la guerra.

 Sólo la Resurrección da a la muerte de Jesús un auténtico enfoque que hace a este personaje de un pequeño país en una época oscura de la historia se convierta en la personificación del Esperado de los tiempos, capaz de aunar en su personalidad la esencia de lo divino y lo humano al mismo tiempo.



                                                                Cristo,
alegría del mundo,
resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana
que anuncia tu esplendor al universo!

 En el día primero,
tu resurrección alegraba
el corazón del Padre.
En el día primero,
vio que todas las cosas eran buenas
porque participaban de tu gloria.

La mañana celebra
tu resurrección y se alegra
con claridad de Pascua.
Se levanta la tierra
como un joven discípulo en tu busca,
sabiendo que el sepulcro está vacío.

 En la clara mañana,
tu sagrada luz se difunde
como una gracia nueva.
Que nosotros vivamos
como hijos de luz y no pequemos
 contra la claridad de tu presencia.

   (Liturgia de las Horas)          

                    
            La tarde del Domingo de Pascua se viste de fiesta con las tradicionales rifas y subastas a la entrada de las ermitas.

                Como un ritual sencillo los hermanos cofrades se acercan para hacer  el cobro de sus recibos anuales y decir el último adiós a la Gran Semana Cristiana, que da paso a la Alegría del Tiempo Pascual, que culminará en la fiesta de Pentecostés.






           


   
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